Kheiron Módulo 3
Más allá de facilitar el acceso inicial, la mentoría inclusiva amplía los horizontes profesionales del o la aprendiz al conectarla con redes de contacto que antes le eran inaccesibles. El o la mentora, al presentarlo a personas patrocinadoras, aliados estratégicos y referentes de la industria, no solo otorga visibilidad (invitaciones a conferencias, recomendaciones en comités), sino que genera un capital social valioso. Simultáneamente, la persona que actúa como mentor transmite competencias transversales esenciales como: Negociación intercultural, para mediar entre equipos con referencias culturales distintas. Comunicación inclusiva, que evita el uso de jergas excluyentes y adapta el lenguaje a diversos públicos. Liderazgo inclusivo, fomentando la participación equitativa y el reconocimiento de perfiles diversos. Al incorporar estas habilidades, el o la aprendiz refuerza su autonomía y resiliencia, ganando herramientas para desenvolverse en entornos multiculturales. Cuando un programa de mentoría inclusiva se practica de manera habitual, con reuniones regulares, objetivos claros y espacios de intercambio, surge un cambio profundo en la cultura organizacional. La persona mentora que ejerce escucha activa, valida las experiencias del aprendiz y reconoce sus propios sesgos implícitos (por ejemplo, estereotipos de género o etnia) se convierte en modelo. Los demás miembros del equipo, al observar esa actitud, se sienten motivados a replicarla en reuniones de proyecto, evaluaciones de desempeño y procesos de inducción. Ese modelo de comportamiento pone en marcha un “efecto cascada”: las buenas prácticas de mentoría se extienden a toda la empresa o sector, fomentando una cultura de aprendizaje continuo donde la diversidad de perspectivas no solo se tolera, sino se celebra como un valor esencial. Uno de los indicadores más contundentes del poder transformador de la mentoría inclusiva es la reducción de la rotación de talento. Estudios demuestran que aquellos y aquellas empleadas que participan en programas de mentoría inclusiva, en especial aquellos de colectivos tradicionalmente marginados, presentan tasas de permanencia significativamente más altas. Cuando la persona que aprende sabe que la organización invierte en su crecimiento y valida su potencial, desarrolla un sentido de lealtad que disminuye la probabilidad de abandono. Además, el acompañamiento personalizado y el refuerzo positivo generan un mayor compromiso. La persona aprendiz se involucra con más entusiasmo en iniciativas de diversidad, asume roles de liderazgo en proyectos de mejora interna y aporta ideas innovadoras. Este nivel de compromiso resulta contagioso, pues inspira a otros compañeros y compañeras a sumarse a la cultura inclusiva. 24
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