Kheiron Módulo 3
Una de las frases que se utilizan em el ideario común de nuestra sociedad es algo así como “lo que no se nombra no exsite”. Sin embargo, echando la vista atrás se puede dar cuenta de que la realidad no es así. Las sociedades griegas antiguas, cuna de las civilizaciones y la democracia, consideraban que, al ponerle nombre a las cosas, las sacaban del caos para reconocerlas como existentes. Es decir, no es que antes de nombrarlas no existieran, sino que estaban desordenadas. Por otro lado, decía Adela Cortina (TED, 2018) que lo que no se nombra no es que no exista, sino que no se ve, se ignora y se oculta, pero existir sí que existe. Ana de Miguel (2021) por su parte, comenta de las palabras su importancia decisiva por ser canales a través de los que se expresa el valor que se les reconoce a las personas. Su idea de reconocimiento, basado en el concepto filosófico del término, está relacionado con la justicia y con la necesidad de reconocernos en igualdad, y menciona a las palabras como el canal principal para expresar ese reconocimiento. El uso del lenguaje, la comunicación en sí misma, oculta realidades para no tener que verlas. Uno de los objetivos del lenguaje y comunicación inclusivas es precisamente ese, hacer visible y explícito lo excluido, lo ausente. Si se atiende a los múltiples análisis que se han hecho alrededor del lenguaje, observamos que siempre se ha dicho de él que es algo vivo, cambiante, flexible y amplio (Meana, 2002). A través de sus agentes, las personas, el lenguaje evoluciona con las sociedades. Las personas, como creadoras del propio lenguaje, lo utilizan y moldean a su gusto, atendiendo a la evolución (o involución) de sus sociedades. Al final, el lenguaje, las palabras, son transmisoras de los pensamientos y sentimientos del ser humano. 11 Perspectiva de género, diversidad e inclusión en la mentoría
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